Mito 1
La transformación digital de las infraestructuras requiere la sustitución de todos los instrumentos existentes por nuevos dispositivos que integren las comunicaciones IoT.
No es necesario actualizar la instrumentación para adaptarla a la tecnología IoT. Tampoco es necesario realizar más inversiones para sustituir los dispositivos existentes. Para conectar nuestra infraestructura, simplemente tenemos que añadir una pasarela para llevar los datos generados por los instrumentos existentes a las plataformas de gestión de forma segura, rápida e interoperable.
Las grandes infraestructuras se enfrentan a un legado de muchos años de inversión tanto en su OPEX como en su CAPEX, con periodos de amortización que se miran con lupa. Las infraestructuras deben adaptarse a los nuevos requisitos de conectividad. La transformación digital se consigue añadiendo una nueva capa tecnológica que permita la transmisión de datos de forma estandarizada. Además, esta tarea debe llevarse a cabo independientemente de que los protocolos de comunicación de activos existentes tengan cinco, diez o veinte años de antigüedad.
Mito 2
Mis actuales socios y fabricantes de instrumentación tendrán que proporcionarme nuevos productos listos para ser conectados a través de NB-loT con mis plataformas de middleware y de nube.
Los expertos en sensores y tecnología de medición no son necesariamente también expertos en electrónica, telecomunicaciones, plataformas en la nube y todos los aspectos que son necesarios para la transformación digital de los activos existentes en las infraestructuras.
En la era predigital había dos áreas fundamentales en cualquier industria: operaciones (logística y fabricación de bienes) y comercialización (marketing y ventas). En la nueva era digital, se ha formado un nuevo eje que cambia y conecta estos dos mundos. La tecnología de medición que se utiliza hoy en día conecta el lugar donde se realiza la medición con el cliente a través de Internet.
La conexión entre la tecnología y los usuarios finales nos ayuda a anticiparnos a las necesidades del cliente, a tomar decisiones rápidas y bien informadas y a optimizar cada servicio. Hoy en día, nos parece natural subcontratar procesos dentro de la cadena de producción. Así, los proveedores ayudan a optimizar la calidad, el tiempo y los costes, mientras que en el sector comercial entran en juego las agencias de marketing, los centros de llamadas o las redes de distribución.
En la transformación digital de las infraestructuras nos encontramos con un escenario similar. Tanto en la gestión de recursos (agua o energía) como entre los fabricantes de instrumentación, los conocimientos necesarios para allanar el camino hacia la digitalización son limitados. Por ello, las empresas siguen recurriendo a socios externos para seguir desarrollando la digitalización de las infraestructuras y los instrumentos. Datakorum permite la interoperabilidad dentro del nuevo ecosistema digital de loT.
Mito 3
La transformación digital comienza cuando soy capaz de implementar la toma de decisiones inteligentes a partir del dato en mi organización.
La digitalización de las infraestructuras comienza con la recogida de datos en el lugar físico en el que se encuentran. La infraestructura 4.0 ha intentado poner el carro delante de los bueyes. En BTC eran los usuarios los que generaban proactivamente todas estas interacciones, que luego se convertían en datos con la ayuda de las tecnologías digitales. Dentro del concepto «IoT», las cosas tienen que ser «inteligentes», es decir, tienen que ser capaces de generar datos como si fueran un usuario.
Las cosas por sí mismas no son capaces de generar información de forma comprensible y estructurada, y mucho menos de transmitirla de forma que pueda ser analizada de forma inteligente para la toma de decisiones. Dentro de la Industria 4.0, ya existen numerosos conceptos como los modelos matemáticos, los gemelos digitales o incluso la «computación de borde».
Si queremos implementar con éxito todos estos conceptos, tenemos que tener en cuenta los procesos tanto tecnológicos como de telecomunicaciones necesarios para generar una comunicación segura, fiable, estable y sostenible. Debemos construir una base sólida mediante la digitalización de nuestra infraestructura, si no queremos vernos limitados en el futuro.
Mito 4
La transformación digital de las infraestructuras será agnóstica con respecto al sistema de comunicaciones. Todo vale.
NO es cierto que cualquier sistema de comunicaciones que transmita datos sea válido, sino todo lo contrario. Es fundamental elegir bien las especificaciones que debemos cumplir para garantizar una comunicación estable y segura. Dentro de un entorno controlado, como una fábrica o un edificio, se puede utilizar WiFi, LoRa o incluso sistemas propios.
Es completamente diferente cuando tratamos con un caudalímetro de la red de abastecimiento que puede estar situado en una fosa a más de cinco metros bajo tierra en un lugar remoto. Muchos protocolos de comunicación son vulnerables y, aunque pueden ser adecuados para las comunicaciones entre usuarios o dentro de una red de área local (LAN), no lo son para los servicios básicos de una ciudad o una infraestructura industrial.
Las tecnologías NB-IoT y LTE-M forman parte del estándar 3GPP para las redes 5G. Han sido elegidas como la tecnología más robusta y fiable para el despliegue de infraestructuras y, sin duda, serán el estándar en la comunicación de infraestructuras loT. En la actualidad, varios países ya han desplegado estas redes para el despliegue masivo de loT (mloT).
Los sistemas de comunicación de las infraestructuras básicas no pueden ser ni propios ni de libre acceso, ya que no son seguros y no ofrecen niveles de servicio 24/7 en todo momento y en todo lugar.
Los proveedores de telecomunicaciones son los expertos y los más indicados para garantizar el estado y la seguridad de las comunicaciones. Esta responsabilidad no puede transferirse a otros; las economías de escala permiten unos costes sostenibles y una actualización continua de la tecnología para satisfacer las necesidades futuras.
Mito 5
La transformación digital de las infraestructuras será agnóstica al hardware.
La cadena siempre se rompe por el eslabón más débil. Los dispositivos que realizan la digitalización de sus datos de forma deficiente o insegura pueden provocar vulnerabilidades en toda la cadena de valor de las infraestructuras.
La ciberseguridad es una de las cuestiones más críticas dentro de la transformación digital de las infraestructuras. Esta cadena comienza con el hardware, pasando por el firmware, el software, la red de telecomunicaciones, el middleware y la plataforma de gestión final. Cada eslabón debe superar los más altos niveles de seguridad en la creación, encriptación, autenticación y transmisión de datos.
La ciberseguridad de los activos estratégicos de un país debe ser una prioridad para todo el ecosistema. El incidente del ciberataque al oleoducto Colonial en Estados Unidos ha costado miles de millones y, sobre todo, ha demostrado que la ciberseguridad de la Industria 4.0 es crucial.
Mito 6
La transformación digital requiere un sistema de gestión que sea capaz de realizar análisis de datos y tomar las decisiones adecuadas en base a ellos.
El sistema de gestión de datos en la nube es la primera fase de la digitalización, pero el camino de los datos debe ser bidireccional. Además, hay que tener en cuenta que las decisiones se tomarán en la plataforma y se distribuirán parcialmente entre todos los dispositivos (Edge Computing).
Lo más importante dentro del desarrollo digital es la interactividad, lo que significa que las relaciones bidireccionales están aprendiendo a ser cada vez más inteligentes. Lo mismo ocurre con las cosas. Los sistemas de comunicación requieren que el hardware, el firmware, el software, el middleware y la plataforma de gestión final tengan la capacidad de manejar los datos de forma bidireccional.
Para que las cosas puedan tomar decisiones, hay que hacerlas inteligentes, hay que entrenarlas. Por lo tanto, tienen que ser capaces no sólo de enviar y recibir datos, sino también de ejecutar acciones.
Esto nos lleva de nuevo a la distinción entre Internet 2.0 y 4.0. Las cosas necesitan un cerebro, un sistema de comunicaciones y la capacidad de ejecutar órdenes. Se trata de gestionar el flujo de datos a lo largo de la cadena, de ida y vuelta a través del hardware, el firmware, el software, el middleware y la nube… No hay edge computing sin una solución para el flujo de datos y la interoperabilidad con todas las herramientas existentes en la infraestructura.
Hemos aprendido de Internet 2.0 que el mejor análisis es el que se hace con la mejora. En el mejor de los casos tenemos cuadros de mando de visualización de datos e informes diarios que acaban por no ser analizados o si lo son, el hecho de no tomar decisiones a tiempo genera costes. La Industria 4.0 es un regalo, porque cerrar o abrir una válvula o una bomba de agua es ahora un proceso automático, sin necesidad de intervención manual.
Mito 7
La transformación digital de las infraestructuras será gradual y el proceso llevará años. No necesitamos ser los primeros… tómate tu tiempo.
Nada más lejos de la realidad, porque la transformación digital ya ha comenzado y se producirá en los próximos 5 años. Dentro de la transformación digital, el ritmo no lo marcan las empresas del sector, es decir, las utilities o los fabricantes de equipos, porque se resisten al cambio y a lo desconocido. En su lugar, el ritmo lo suelen marcar los externos a la tecnología sin sistemas ni procesos heredados.
El impacto de la digitalización es similar en todos los sectores y tiene un gráfico que indica un crecimiento exponencial en forma de palo de hockey. Si observamos la evolución en un gráfico, vemos un periodo en el que prácticamente no cambia nada, pero de repente la curva sube inexorablemente de forma vertical.
Fíjate en el crecimiento de Amazon, Sales-Force o Shopify en los últimos diez años. Vemos exactamente el mismo desarrollo en la Industria 4.0: Los efectos aún no son visibles, pero quienes no actúen ahora lo lamentarán después. En el sector del agua, Australia, los Emiratos Árabes Unidos y Singapur ya han dado la máxima prioridad a la transformación digital de sus infraestructuras. Todavía hay tiempo para reaccionar, pero deberíamos aprovechar nuestra oportunidad ahora.